top of page

Columnistas: ¿El Sexo Débil?

  • Enrique Margalli (Watchmen MX)
  • 4 nov 2017
  • 3 Min. de lectura

Es gracioso es pensar que la mujer plancha, lava, cocina y limpia la casa por el simple hecho de tener vagina en lugar de pene.


Qué incompetente es el hombre que no sabe hacer ninguna de las anteriores por el simple hecho de tener un miembro que tropieza entre sus piernas.


Y que deplorable es esta manera de pensar, que lamentablemente está presente en muchos grupos sociales mexicanos.


El machismo ha sido la cultura que nos han impuesto desde hace una infinidad de años. Nos han enseñado desde pequeños que la mujer es sensible, dramática, débil, que necesita de un hombre que la cuide, sobre todo remontándoos al aspecto religioso, en la cual la mujer siempre será sometida a los designios del hombre.


Estas ideas provenientes de textos que fueron escritos hace más de dos mil años nos hicieron aprender que el hombre es aquél que mantiene el hogar, que es fuerte, que da las órdenes.

Pero sinceramente la gran pregunta, ¿es que acaso el hombre no tiene la capacidad física para llorar y a la mujer las hormonas simplemente no la dejan tomar decisiones firmes?


El machismo es una condición social presente en todo el mundo, cuya característica principal y general es la supremacía del hombre a costa de la opresión de la mujer.


Sorprendentemente, los hombres consiguieron su hegemonía con la ayuda de las mujeres puesto que en la relación hombre-mujer existen ciertas actitudes y acciones que ejecutan (o no) las mujeres permitiendo y fomentando el machismo en su entorno.


Sin embargo, para comprender ampliamente esta condición social se debe de considerar la historia y la cultura de la sociedad en la que se desarrolla, en este caso de la sociedad mexicana, sobre todo cuando todo es basado en la religión y en donde de acuerdo al INEGI 8 de cada 10 mexicanos profesa la religión católica, balaríamos en porcentaje de aproximadamente un 83% de mexicanos que basan su “diario” vivir en las sagradas escrituras.


En donde la mujer solo es vista como una incubadora, idónea y “se salvará engendrando hijos”.

El machismo comienza desde el momento en el que decidimos que el rosa es color femenino y el azul es masculino, hacemos una constante clasificación que va creciendo con el paso de los años; tenemos un código de vestimenta, de actuar, nos imponen que la mujer y el hombre son completamente diferentes y jamás podremos entendernos el uno con el otro. Pero todo eso nos lo han enseñado, lo han hecho permanente en nuestro cerebro.




El feminismo no es una palabra sucia, sin embargo todos son muy cuidadosos al utilizarla. ¿Es tan difícil entender que la mujer debería ser parte de la población humana con los mismos derechos, oportunidades y habilidades que el resto?


El problema es, que tendemos a etiquetar todo, darle un estereotipo y calificarlo desde nuestra atrasada y conservadora forma de pensar. “Un feminista es así” o “un feminista piensa de esta forma”.


El feminismo no es nada más que el sentido común de ver igualdad, tanto para hombres como para mujeres.

Desde pequeñas las mujeres son instruidas como deben de ser, a que deben aspirar, cuáles deben ser sus medidas.


La libertad sexual de las mujeres está completamente reprimida, incluso por ellas mismas. Las constantes acusaciones de “puta”, “descuidada”, “machorra”, entre otras, mantienen a la mujer en un encierro al que felizmente acceden y en el que ciegamente creen.


Expresiones como “una mujer no debe fumar porque se ve mal” o “si vas a fiestas, tomas y fumas, buena suerte intentando encontrar un novio decente” simplemente enojan, es increíble que en pleno siglo XXI y considerarnos una sociedad moderna, sigamos con los prejuicios obsoletos y antiguos.


¿Es acaso el feminismo una moda que llegue para quedarse, o seguiremos inculcando el machismo a las siguientes generaciones? Con la actitud actual, es imposible llamarnos una sociedad moderna, ya que incluso el modernismo, habla de una sociedad, sin límites, que se enfoca en el razonamiento puro y se olvida de los prejuicios.




El cambio está en uno y en como inculcamos esta manera de pensar sin ataduras a las nuevas generaciones, no podemos permitirnos seguir amarrados a las cadenas del pasado, necesitamos subir escalones como humanos y como sociedad.


Parafraseando a Margaert Atwood finalizo


“Los hombres tienen miedo de que las mujeres se rían de ellos. Las mujeres tienen miedo de que la sociedad las asesinen.”


Kommentare


Montaña y lago

Montaña y lago

Describe tu imagen

Cabañas de playa

Cabañas de playa

Describe tu imagen

Rueda de la fortuna

Rueda de la fortuna

Describe tu imagen

Palmeras

Palmeras

Describe tu imagen

Bicicletas urbanas

Bicicletas urbanas

Describe tu imagen

Montes con nubes

Montes con nubes

Describe tu imagen

Leña

Leña

Describe tu imagen

Muelle con niebla

Muelle con niebla

Describe tu imagen

Café en otoño

Café en otoño

Describe tu imagen

Escalera azul

Escalera azul

Describe tu imagen

Dos flamingos

Dos flamingos

Describe tu imagen

Calle antigua

Calle antigua

Describe tu imagen

Casa sobre el lago

Casa sobre el lago

Describe tu imagen

Enlaces a Secciones
 UPCOMING EVENTS: 

 

10/31/23:  Scandinavian Art Show

 

11/6/23:  Video Art Around The World

 

11/29/23:  Lecture: History of Art

 

12/1/23:  Installations 2023 Indie Film Festival

Nuestras redes
  • Facebook Social Icon
  • Twitter Social Icon
  • YouTube Social  Icon
  • Instagram Social Icon
 RECENT POSTS: 
 SEARCH BY TAGS: 
bottom of page